A los niños les encanta jugar y divertirse con el agua. Esta conexión natural puede ser un punto de partida para que aprendan sobre el valor de este recurso. Desde Amanco Wavin proponemos algunas formas sencillas y eficaces para hablar con los niños sobre el cuidado del agua, adaptando las formas según la edad.
Para poder lograr comunicarnos con los niños de manera efectiva, tenemos que entender que, según la edad, los niños tienen capacidades y formas distintas de aprender.
Basándonos en la teoría del desarrollo cognitivo de Jean Piaget, podemos decir que a medida que los niños crecen, su forma de entender el mundo cambia de manera notable. Entre los 3 y 6 años, la mente funciona de forma egocéntrica e intuitiva. Los niños en esta etapa se centran en su propia perspectiva, usan la imaginación y el pensamiento simbólico (por ejemplo, un palo puede ser una espada) para poder dar sentido a lo que ven. Su lógica incluye magia: pueden creer que la lluvia cae porque las nubes están tristes. Por eso, las mejores formas de enseñarles a esta edad son a través de juegos, historias y actividades sensoriales que conecten lo que les queremos explicar con sus experiencias propias.
Entre los 7 y 12 años, su pensamiento se vuelve más lógico y concreto. El egocentrismo disminuye, permitiéndoles entender que otras personas tienen diferentes puntos de vista. Desarrollan la capacidad de razonar y clasificar objetos y eventos, comprendiendo principios como la conservación (saben que la cantidad de agua sigue siendo la misma aunque la viertas en un vaso más alto). En esta etapa, el aprendizaje se basa en el razonamiento inductivo, por lo que los experimentos, las actividades prácticas y las charlas de concientización son las herramientas más efectivas para que consoliden su conocimiento.
En esta etapa, conviene utilizar frases simples y ejemplos de la vida diaria para explicar la importancia del agua, ya que la mejor manera de enseñarles es a través de actividades lúdicas, historias, manipulando objetos y permitiendo que exploren, en lugar de darles explicaciones abstractas o lógicas.
Usar material audiovisual: Los niños prestan más atención y aprenden mejor cuando se divierten. Puedes usar videos educativos, dibujos sobre el ciclo del agua o incluso aplicaciones interactivas para enseñarles sobre este tema.
Fomentar la curiosidad: Hazles preguntas como, por ejemplo, "¿cómo creen que el agua llega a sus casas?" o "¿qué pasaría si no tuvieran agua limpia?" para despertar su curiosidad y que tomen conciencia.
Con los niños de este grupo de edad, ya se puede abordar el ciclo del agua, la escasez y cómo nuestras acciones afectan al planeta.
El pensamiento de un niño es similar a la corriente del agua, que fluye y se va adaptando a su entorno. En los primeros años, es como un arroyo que se mueve por la intuición y la magia de la imaginación. A medida que crecen, se convierte en un río más profundo y estructurado, capaz de seguir cauces lógicos para llegar a conclusiones.
Como principales guías en este fascinante viaje, nuestro trabajo es proporcionarles las herramientas adecuadas en el momento correcto. De esta manera, les damos la oportunidad de construir su propia comprensión del mundo, paso a paso, con la curiosidad y la confianza que necesitan para seguir explorando.