La arquitectura y la construcción siguen siendo en gran medida insostenibles; generan un escandaloso 10-54% de residuos durante sus procesos y contribuyen en un alarmante 40% a las emisiones globales de CO2.
Para aliviar la presión que estas industrias ejercen sobre nuestro medio ambiente, es esencial adoptar metodologías de trabajo modernas como el BIM, que promueven la circularidad de los materiales fomentando prácticas de reciclaje eficientes.
Para mantenerse a la vanguardia, es esencial la transición a una metodología de trabajo BIM. Una de las ventajas de este enfoque es que permite realizar fácilmente el seguimiento de los elementos y, al mismo tiempo, tener una visión actualizada del progreso del proyecto en tiempo real, todo ello sin necesidad de estar presente in situ, lo que reduce significativamente los costes de transporte.
Con la ayuda del BIM, los diseñadores y contratistas tienen una visión holística de todos los implicados en los proyectos de construcción, desde las fuentes de las materias primas hasta sus costes medioambientales. Esto crea una mayor transparencia al poner de relieve los materiales nuevos o reciclados, así como los posibles problemas que puedan plantear.
El diseño virtual de productos está revolucionando el proceso de fabricación al aumentar la eficacia y la flexibilidad. La interacción en tiempo real entre los agentes implicados permite modificaciones instantáneas, eliminando costes y ahorrando tiempo y recursos valiosos. Además, el intercambio de información proporciona transparencia en cada fase de la producción, desde el diseño inicial hasta la futura verificación del rendimiento.
BIM facilita un proceso de construcción más eficiente y sostenible, mejorando su calidad, diseño, comunicación entre las partes interesadas y permitiendo un mantenimiento a más largo plazo con un enfoque respetuoso con el medio ambiente.