Economía circular es una estrategia de producción y consumo que prioriza la reducción del uso de materiales vírgenes, la prevención de la generación de residuos y su aprovechamiento de los productos bajo criterios de sustentabilidad.
Este paradigma económico se sustenta en la minimización de residuos que perjudican el medioambiente utilizando nuevos procesos con recursos renovables y tecnologías de vanguardia para incrementar el ciclo de vida de los productos.
Otras funciones de la economía circular es compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes las veces que sean necesarias generando así mayor valor al producto.
Por el contrario, el modelo de la economía lineal tradicional tiene como base el concepto de “usar y tirar” lo requiere la explotación de grandes cantidades de recursos, empleo de energía no renovable y de fácil acceso para su producción. Por tal motivo, la economía circular presenta múltiples beneficios:
- Recicla, reúsa y utiliza de forma eficiente los recursos, disminuyendo de esta manera la presión sobre el medioambiente.
- Reduce el uso de materias primas mediante la explotación excesiva de los recursos con tecnologías tradicionales que no protegen el medioambiente y a los ciudadanos.
- Conserva los recursos de forma más eficaz y elimina la obsolescencia planificada en los productos.
- Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos, pudiendo llegar hasta el concepto de “zero waste”. Además, minimiza el uso de energías no renovables.
- Favorece el paso a una economía baja en emisiones de carbono, que a su vez reduce la dependencia energética.
- Genera empleo y actividades industriales alrededor de los residuos, que contribuyen a la economía local.
Se puede concluir que implementar una economía circular es necesaria por el aumento de la demanda de materias primas y la escasez de recursos. Recordemos que la mayoría de las materias primas son finitas y el crecimiento de la población no se detiene lo cual dispara la demanda.
También, la extracción y el uso desmesurado tiene consecuencias graves en el medioambiente, por el consumo de energía y emisiones de CO2 mientras que un uso más inteligente puede ser nuestra salvación.